2 de diciembre de 2024

Bocaitos Gastrobar. Cuando no bastan las buenas intenciones.

El concepto de gastrobar, puesto de moda en los últimos años, es algo que me resultaba relativamente desconocido. En un rápido vistazo a nuestros amigos Wikipedia y Google, podemos ver como las características esenciales de un establecimiento con esta denominación son una carta mayoritariamente a base de tapas de autor, trabajadas, con una excelente presentación y en las que se utilizan técnicas de cocina de vanguardia. En su concepto inicial, un gastrobar suele contar con la mano de un chef con alguna estrella Michelin en su haber, aunque esto no es estrictamente necesario. También se cuida y se mima la decoración del local, la atención y la comodidad del comensal.

Pues bien, hoy nos toca visitar Bocaitos Gastrobar, un negocio con apenas un año de vida en nuestro barrio. Se trata de un minúsculo local con una buena terraza que tiene parte de sus mesas cubiertas por una carpa que nos protegerá de las inclemencias del tiempo si es necesario.

En esta ocasión conté con la compañía de tres compinches y dos minicompinches que vinieron con un hambre voraz a degustar un sitio que hasta la fecha no habíamos pisado con anterioridad.

Para no perder las buenas costumbres, pedimos unas cervezas que nos amenizaran los momentos de consulta de la carta. Bien sabéis los que me seguís habitualmente, que lo normal es que suba una foto de la bebida junto con la tapa que nos suelen ofrecer cortesmente en los establecimientos que visitamos. En este caso no hay foto, no por olvido, sino porque la tapa jamás llegó.

Una vez revisadas las posibilidades de entrantes y platos principales, ya pudimos comprobar que ese concepto gastrobar del que hablamos en la introducción, es muy lejano a lo que realmente se ofrece en la carta.

Nos decidimos por una ensalada de mango, una provoleta, una parrillada de carne y una hamburguesa Bocaitos. Las minicompinches se lanzaron a por un menú del día compuesto por espaguetis con tomate y croquetas de bacalao.

Tras unos minutos de espera, la camarera que nos atendió vino a decirnos que no tenían ingredientes para ofrecernos ninguna de las ensaladas de la carta. Al parecer no tenían provoleta y para completar nuestro pleno de desdichas, la parrillada de carne tampoco iba a hacer acto de presencia.

Reconfiguramos nuestro pedido y ordenamos una ración de tequeños, unas berenjenas en tempura, una parrillada de verduras y las cuatro hamburguesas que aparecen en la carta. Un minuto más tarde, volvió a aparecer la camarera con una risa nerviosa para decirnos que la hamburguesa de pollo tampoco se podía pedir y que al no haber queso de cabra, podrían sustituirnos ese ingrediente por roquefort. Aceptamos el cambio con ese tipo de queso, sustituimos una hamburguesa por otra y ahí comenzó nuestra odisea.

Nos sentamos a la mesa en torno a las 15:00 y los tequeños, que fueron el primer plato en aparecer, hicieron acto de presencia sobre las 15:40.

No soy muy entendido en este tipo de elaboraciones, pero dudo mucho que los hagan de forma artesanal y es más que probable que procedan de una bolsa de congelados. No obstante, estaban bien en sabor y textura y tardamos pocos segundos en limpiar el plato, quizá por el hambre acumulada durante la espera. La salsa de frutos rojos que acompañaba, era una simple mermelada de fresas.

Media hora después, salieron las hamburguesas, todas de buen porte con un pan a caballo entre brioche y rústico y con una guarnición de patatas aparentemente naturales, pero que habían sido fritas y posteriormente refritas a la hora de servir. La carne de la hamburguesa, de buen grosor, buen punto, muy casera y prácticamente insípida. Independientemente del queso o las salsas que acompañaban el bocadillo, la sensación general es que no había sabor por ningún sitio. Y es una pena, porque visualmente el plato es llamativo y se nota la intención de hacer algo diferente de forma casera, pero la realidad es que todo estaba realmente soso.

Cuando ya habíamos terminado con nuestras hamburguesas, llegaron los otros dos entrantes.

La parrillada de verduras es uno de los peores platos que hemos podido probar desde que dio comienzo este blog. Para empezar, aunque se notan las marcas de una parrilla en las verduras, parece que están hechas al horno y vienen nadando en aceite. La berenjena era un auténtico puré, el calabacín venía cortado en trozos enormes, el pimiento y el tomate habían soportado algo mejor la sobrecocción y la cebolla… la cebolla vino simplemente cortada por la mitad y totalmente cruda en su interior.

Para finalizar, probamos las berenjenas en tempura. Unos bastones de dos centímetros de grosor y pasados por un rebozado de harina que en lugar de quedar crujiente estaba reblandecido y gomoso, todo cubierto por un buen chorro de miel. En cuanto al sabor no estaba mal, pero no pudimos terminarlas porque a estas alturas ya casi eran las 17:00 y preferimos reservar nuestro apetito para la merienda.

Pedimos la cuenta que hizo un total de 93,40 euros, incluyendo los dos menús de 10 euros que degustaron nuestras minicompinches y que no merece la pena comentar en detalle.

Una experiencia global en la que se pueden salvar pocas cosas. El tiempo de espera, la falta de productos de la carta, la ausencia de aperitivo y la elaboración de los platos es un cúmulo de circunstancias que espero, por el bien de este negocio, que hayan sido producto de un mal día que todos podemos tener. Salvo la ya comentada y desastrosa parrillada de verduras, al resto de platos se les veía una intención, unas ganas de hacer las cosas bien que, por algún motivo, se les queda en el camino y no llegan a dar la talla.

¿Tienen opciones sin gluten?

La carta no tiene marcados los alérgenos, así que hay que limitarse a los platos que se elaboran sin harinas, si es que ese día están disponibles.

¿Tienen opciones vegetarianas o veganas?

Únicamente las ensaladas o verduras.

¿Es accesible el local para sillas de ruedas o carritos de bebé?

En el interior del local, muy reducido, prácticamente imposible. La terraza es lo suficientemente amplia para que se pueda estar con comodidad.

¿Qué opinan los compinches?

Monna Love: «¿Este mazacote lo has visto alguna vez? Es duro de pelar» (refiriéndose a las berenjenas). Puntuación – 3,5.

Kata Kimura: «La hamburguesa me ha dejado indiferente. Se les ve ganas de hacer algo fuera de los típicos congelados, pero está todo carente de sabor». Puntuación – 4,5

Bicicle Man: «Ya sabéis que mi paladar no es muy fino» (mientras se terminaba el plato de verduras). Puntuación – 3,5

Lectora Mágica: «Los espaguetis estaban muy ricos» Puntuación – 6

Mariposa: «Las croquetas me gustan, pero el bacalao no.» Puntuación – 8

Tipo de comida: Española – Americana.

Dónde: Calle Illescas, 7

Teléfono: 915122900

Web: No tiene.

Precio medio: 15 – 20 €

Terraza: Sí.

Valoración personal: 4/10

3 comentarios en «Bocaitos Gastrobar. Cuando no bastan las buenas intenciones.»

  1. Solo me tome un café un día saliendo del médico. Trato bien.
    Me quede mirando pensando en ir un día a cenar… pero…
    Ah. El café … bueno. No pensaba tomar más café allí

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