27 de julio de 2024

Mexita Taco Bar. Ni fusión, ni México, ni Italia.

Para las personas que tenemos agujeros en los bolsillos y no podemos permitirnos viajar, el recurso más fácil para visitar otras culturas es a través de la televisión y el cine.

Si además, el turismo que nos gusta y que nos gustaría practicar es el gastronómico, existen en la actualidad múltiples opciones para casi saborear la cocina de otros paises.

En el caso concreto de México, me declaro un absoluto fan de la serie «Las crónicas del taco» que actualmente emite Netflix. Cada capítulo es una experiencia maravillosa dedicada al origen, las tradiciones, la evolución y la actualidad de este plato y enseña nacional mexicana. Se recomienda, eso sí, realizar el visionado con el estómago lleno, pues nuestros jugos gástricos se pondrán a mil revoluciones cuando nos muestren delicias como la cochinita, los tacos al pastor, el burrito o el suadero.

No puedo dejar de recomendar la ya clásica película «Como agua para chocolate», que narra de forma magistral la sufrida vida de su protagonista, usando como hilo conductor un delicioso y elaborado recetario de platos mexicanos a cual más llamativo. No ha habido una sola vez que no me haya puesto a salivar cuando explican la elaboración de los chiles en nogada, plato que algún día intentaré reproducir si encuentro los ingredientes adecuados.

Toca acercarse a Mexita, un restaurante con una curiosa premisa gastronómica que se basa, según cuentan, en la fusión de comida mexicana e italiana.

Ubicados en el paseo del parque Aluche en un minúsculo local, cuentan, eso sí, con una terraza de enormes proporciones donde me senté al llegar para tratar de apaciguar el calor con una bebida. Revisando su carta en formato QR, me decidí por una Michelada, bebida resultante de la mezcla de cerveza, hielo, zumo de limón, sal y chiles molidos. El resultado final de esa mezcla, que jamás en mi vida había probado con anterioridad, debo decir que no fue muy agradable, aunque probablemente se deba a mis gustos personales y no a la ejecución del cóctel. Como tapa, un platito de aceitunas.

A la llegada de mis cinco compinches, hubo quien se atrevió con la clásica Margarita, a base de tequila, triple seco y zumo de limón. Según me dijeron, de sabor muy agradable, pero francamente decepcionante a la vista, utilizando un sencillo vaso de refresco para presentarlo y una rodaja de naranja, quiero pensar que deshidratada de antemano. Las tapas de cortesía no hicieron acto de presencia en ninguna de las bebidas que fueron pidiendo mis acompañantes.

Ya a la hora de revisar los platos en la carta, nos damos cuenta de que la tan esperada fusión no existe. Los platos son de tipo mexicano o de tipo italiano, pero no encontramos elaboraciones que incluyan ambos estilos para crear algo nuevo, más allá del uso del provolone en prácticamente todo lo que lleva queso.

Nos habría gustado probar los tamales oaxaqueños, pero nos informaron de que no quedaban, así que comenzamos por los nachos Mexita con carne al pastor. Muy llamativos en el plato por el queso fundido y el contraste de colores que aporta el pico de gallo y el guacamole, era difícil coger un nacho sin llevarte otros siete de la mano. El queso se había enfriado y solidificado, haciendo del conjunto del plato un bloque. A nivel de sabor, también el queso cobra el máximo protagonismo, haciendo que no seamos capaces de paladear la carne.

Cabe decir que hubo que pedir a la camarera unos platos y cubiertos para poder compartir la comida. Éramos seis personas y nos trajo tenedores para todos, pero únicamente dos platos pequeños, de los cuales uno estaba sucio y dejamos discretamente apartado.

Entendimos perfectamente esta austeridad en la vajilla, cuando minutos más tarde nos sirvió una nueva ronda de cervezas y tintos de verano en vaso de plástico, alegando que no le quedaban más vasos limpios. Eso también lo entendimos a la primera en cuanto alzamos la vista y vimos que ninguna de las mesas tenía recogidos los vasos vacíos, incluyendo la nuestra. Y no, no os penséis que estaban saturados de trabajo, pues en total seríamos 16 personas en toda la terraza.

Tras esperar varios minutos desde la llegada de los nachos, nos sirvieron las flautas de pollo, que en lugar de llegar crujientes y calientes, lo hicieron templadas y reblandecidas a causa de la humedad de las salsas que llevan por encima. Un relleno seco y un sabor a nevera bastante desagradable, hicieron que nos alegrásemos de haber pedido solo una ración para probar.

Muchos minutos más tarde, con los platos anteriores y los vasos que habíamos vaciado cubriendo la mesa, uno de mis compinches decidió hacer el trabajo de los camareros y llevó toda la vajilla a una mesita de servicio que tienen en el exterior. Ya volvíamos a tener algo de espacio.

En estas que llegó la pizza prosciutto e funghi. Recién hecha, con una masa en su punto de cocción y una buena cantidad de ingredientes. Con un tamaño perfecto para satisfacer el hambre de una persona por los 8.20 euros que cuesta, me pareció, sin tirar cohetes, el mejor plato de la noche.

Hubo que esperar mucho más tiempo a la llegada de los tacos, de pastor, cochinita pibil, tinga de pollo, vegano y quesadilla de hutlacoche. Este último en la carta indica que se sirve en una tortilla de color azul que no hizo acto de presencia.

El tamaño, de dos bocados, es adecuado para un taco y las tortillas son de harina de maiz. En cuanto al sabor, si hubiéramos hecho una cata a ciegas, no habríamos podido distinguir unos de otros. Una vez más predominaba ese regusto a cámara nada agradable y la carne de los rellenos estaba seca. Ni rastro de un toque picante, de adobo, de especias o de cualquier sabor potente que nos haga explotar el paladar como suele suceder con la cocina mexicana.

Para finalizar, la Sincronizada Mexita. Una quesadilla compuesta por dos tortillas de trigo y rellena con queso, salsa ranchera, pico de gallo, lechuga y aguacate. Un plato contundente y agradable, aunque la humedad de los ingredientes y el tiempo de espera que hubo desde su paso por cocina hasta la llegada a la mesa, hicieron que la tortilla inferior quedase reblandecida perdiendo todo su crujiente.

A la hora de pedir la cuenta, tuvieron que hacerla dos veces, pues la primera que nos llegó, marcaba 113,60 euros y varios platos que no habíamos consumido. Tras revisarla y corregirla, se quedó en 88,40. Un error por el que nos pidieron disculpas, pero que de no habernos fijado, habría supuesto 25 euros de diferencia.

Me da mucha pena cuando me toca escribir reseñas en las que se puede salvar poco o nada. Me encantan los negocios que apuestan por una fórmula diferente, que introducen en el barrio opciones gastronómicas más allá de las bravas y los calamares, pero lo cierto es que Mexita tuvo en nuestra visita varios errores que no parecen ser algo puntual.

Hoy en día es inaceptable que no se disponga de vajilla suficiente para atender a los clientes, máxime cuando las mesas están sin recoger, dando una sensación de dejadez extrema. En cuanto a la comida, su sabor y los tiempos de espera, tal vez convendría centrarse en hacer unos pocos platos bien y no tener una carta tan extensa que les complique la vida.

Les deseo la mejor de las suertes y que consigan enderezar el rumbo. Tienen trabajo por delante.

¿Tienen opciones sin gluten?

En la carta no se marcan los alérgenos, aunque prácticamente todos los platos de tipo mexicano son a base de harina de maiz, lo que debería posibilitar su consumo.

¿Tienen opciones vegetarianas o veganas?

Casi toda la carta es carnívora, con alguna excepción como el taco vegano o las patatas bravas.

¿Es accesible el local para sillas de ruedas o carritos de bebé?

El local es minúsculo, compensado por una terraza enorme. En el exterior no habría ningún problema en ese sentido.

¿Qué opinan los compinches?

Target25: «No se salva nada. Todo fallos». Puntuación – 2,5

Jarlicuin: «Lo mejor de la comida, el Margarita.» Puntuación – 3

H. Empática: «Me voy a casa a cenar.» Puntuación – 2

Bluesman: «El taco sabía a fondo de nevera.» Puntuación – 3

Bicicleman: «No tengo palabras.» Puntuación – 3

Tipo de comida: Mexicana e italiana.

Dónde: Calle Quero, 9,

Teléfono: 652101455

Web: https://www.facebook.com/mexitatacobar/

Precio medio: 15 €

Terraza: Sí.

Valoración personal: 2,5/10

2 comentarios en «Mexita Taco Bar. Ni fusión, ni México, ni Italia.»

    1. Me alegra de verdad leer algo así. Sinceramente no creo que vuelva. Mis 4 experiencias en ese sitio fueron similares y aún tengo muchos otros que reseñar ????

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