Si hace unos quince años me hubiera dado por escribir un blog, habría sido un «Degustando bares Nocturnos». Mi yo más joven era un tanto crápula y disfrutaba de los placeres festivos que nos ofrecía el barrio en aquellos tiempos.
Uno de mis lugares de referencia era La Buenaventura, donde podía pasar fácilmente cuatro noches a la semana entre monólogos, conciertos, magia y, sinceramente, alcohol en cantidades industriales.
En una noche especialmente etílica que comenzó a la hora de la cena y terminó a la del desayuno, salimos del bar en dirección a la cafetería O’Recanto, donde acostumbrábamos a comernos un buen bocadillo que empapase algo todo el líquido acumulado en nuestros estómagos. Aquel día, por el motivo que fuera, O’Recanto estaba cerrado y terminamos entrando en la Cafetería San Miguel en busca de unos churros con chocolate. Por desgracia era tan temprano, que los churros todavía no habían llegado, así que, gracias a la inconsciencia que provocó la acumulación de cubalibres en nuestro raciocinio, terminamos mojando en el chocolate calentito una ración de croquetas de jamón recién hechas. No me juzguéis demasiado.
Y desde aquel desayuno tan innovador no me había vuelto a acercar a San Miguel, hasta que por puro azar y después de encontrarme varios establecimientos cerrados tras el festivo del pasado día 1 de Mayo, terminé dándome de bruces con su nueva imagen y línea de negocio dedicada a las pizzas.
San Miguel es un establecimiento con unas dimensiones bastante amplias que da cabida a un buen puñado de mesas en su interior y que, flanqueadas por su larga barra, son un buen lugar para disfrutar de sus pizzas mientras se ve un partido de fútbol. En el exterior no tenían terraza montada, pero me consta que, cuando el tiempo acompaña, suelen tener alguna mesa disponible al aire libre.
Nada más entrar al local nos saluda uno de los camareros y nos pregunta si queremos tomar algo mientras nos ofrece sentarnos en una mesa. Siempre es agradable que te atiendan con inmediatez y predisposición cuando llegas a un sitio, sobre todo si no eres un cliente habitual.
Esta vez únicamente me escoltaba un compinche, así que nos sentamos en una pequeña mesa y pedimos nuestras bebidas que llegaron acompañadas de un curioso aperitivo de pan pizza, que por desgracia nos sirvieron frío. Es una pena que, teniendo un horno para pizzas encendido durante horas, no aprovechen para dar un pequeño golpe de calor a ese tipo de aperitivos.
Revisamos la carta, compuesta exclusivamente de pizzas con unos ingredientes bastante tradicionales y unos precios muy atractivos. Además, el camarero nos dijo que también disponen de menú del día y de las típicas raciones habituales en cualquier bar, como las bravas, calamares, oreja… Pregunté si tenían esas raciones por escrito en una carta, pero al parecer es algo que tienen encargado y todavía no les ha llegado, así que hubo que conformarse con que nos «cantase» los productos.
Al ser solo dos personas, pensamos que íbamos a estar muy limitados a la hora de probar pizzas, pero nos llevamos una grata sorpresa cuando nos dijeron que podíamos pedir pizzas por mitades sin ningún problema. Dicho y hecho, pedimos cuatro mitades de las variedades que ofrecían en la carta.
Una vez hecho el pedido, nos trajeron a la mesa unas servilletas y los «cubiertos» necesarios para disfrutar de la cena. Hacía años que no veía los cartoncillos para sostener porciones de pizza y fue algo que me hizo gracia.
A plena vista, justo al final de la barra, el pizzero se puso manos a la obra estirando la masa, cubriéndola de ingredientes y metiéndola en el horno. Un proceso sencillo y rápido que en unos 10 minutos terminó con las pizzas sobre nuestra mesa.
Como amante del picante que soy, pedí la «Calabresa«, pero al menos en mi paladar, ya algo curtido en estos temas, el salami no picaba nada.
Probamos también la vegetariana, que pese a tener un aspecto poco prometedor con las verduras muy blanquitas y aparentemente crudas por encima, tenía una combinación de sabores muy agradable. Eso sí, habría ganado muchísimo si la hubieran coronado con un hilo de aceite de oliva para realzar el resultado final.
Catamos la barbacoa, que tenía una buena cantidad de ingredientes, con una carne picada jugosa y una salsa de sabor bastante genérico e industrial.
Para finalizar, pedimos la de jamón, que en la carta viene compuesta por jamón serrano, rúcula y tomate natural. Por un descuido y por la similitud de nombres, lo que nos sirvieron fue la pizza de jamón y queso, que no tenía mayor gracia que unas lonchas de jamón cocido por encima.
Hay que decir que, una vez notificamos el error, se disculparon y nos ofrecieron inmediatamente otra pizza que rechazamos porque no nos pareció tan grave ni íbamos a tener capacidad para comer mucho más.
El tamaño de las pizzas es correcto, de unos 30 centímetros de diámetro. La masa es bastante fina, con bordes ligeramente secos y duros que, una vez se va enfriando la pizza, hacen que se vayan quedando a un lado del plato y sin consumir.
Todas las pizzas venían con una cantidad exagerada de orégano seco por encima, muy invasivo y que restaba en lugar de sumar en cuanto a limpieza de sabores. También tuvimos la oportunidad de comentar este detalle con una de las personas que nos atendió y pareció estar de acuerdo, por lo que es posible que corrijan este aspecto en un futuro.
Pedimos la cuenta, que sumó una irrisoria cantidad de 17,50 euros a repartir entre dos personas, lo que nos lleva a pensar que nos invitaron a las bebidas como cortesía por el error a la hora de servir una de las pizzas. No pudimos agradecer el detalle en el momento por simple despiste, pero es un punto muy positivo a su favor.
Otra cuestión a mejorar es que hubo que pedir el ticket, pues no nos lo facilitaron por defecto. Además, no tiene desglosados los productos que se consumieron.
Como conclusión final, estamos ante un negocio que no viene a competir con las franquicias más conocidas del sector pizzero, pero que nos ofrece un producto de una calidad media a un precio más que asequible, con una relación excelente entre esa calidad y coste. Sin duda, una opción a considerar la próxima vez que queramos cenar por la zona o incluso pedir a domicilio.
¿Tienen opciones sin gluten?
No. Todas las pizzas son a base de harina de trigo. Tal vez en la futura carta de raciones exista alguna opción libre de gluten.
¿Tienen opciones vegetarianas o veganas?
La pizza vegetariana, eso sí, con queso procedente de leche.
¿Es accesible el local para sillas de ruedas o carritos de bebé?
Es lo suficientemente amplio para dar cabida a sillas y carritos.
¿Qué opinan los compinches?
Kata Kimura: «Las pizzas saben prácticamente igual que las que me puedo hacer yo en mi casa». Puntuación – 6
Tipo de comida: Española – Pizzas.
Dónde: Avenida del Padre Piquer, 13.
Teléfono: 915182232
Web: https://www.facebook.com/Bar-Pizzer%C3%ADa-San-Miguel-208726729331972/
Precio medio: 12-15 €
Terraza: Sí.
Valoración personal: 6/10
Pues oso por delante varias veces al día y no tenia previsto entrar pensando que seguiría siendo un bar normal que ahora hace pizzas. Vamos a seguir el consejo y entraremos. Porque la atención de la pizzería a la que íbamos siempre, que está frente a un kiosco en Illescas/seseña deja mucho que desear… y dejamos de ir .
Gracias por l sugerencia
Son pizzas con una calidad precio insuperable. Eso sí, nada que gastronómicamente nos vaya a suponer un antes y un después en nuestras vidas. 🙂
Recordad que también tienen entrega a domicilio a través del teléfono de contacto que he dejado en la reseña.