Con o sin razón, quizá con retranca e incluso con una pizca de insana envidia, se dice de los madrileños, a modo de tópico, que son unos chulos. Lo cierto es que Madrid tiene una enorme cantidad de servicios, zonas verdes, museos, teatros y centros comerciales, algo nada sorprendente en una gran ciudad europea. También es cierto que, como ya decían The Refrescos en los años 80, «aquí no hay playa». ¿Pero acaso eso iba a ser impedimento para que los aluchenses no tuvieran su propio paseo marítimo?
Los 500 metros que recorren uno de los laterales del parque Aluche, con sus terrazas siempre abarrotadas y llenas de vida, nos zambullen en el auténtico corazón social del barrio. Si pensamos en dos iconos que se han convertido en señas de identidad y lugares habituales de encuentro, estaremos pensando en «la niña que lee» y nuestro querido parque.
Tengo la fortuna de tener varios grupos de compinches que siempre están dispuestos a acompañarme en mis aventuras gastronómicas. En este caso, acudo al bar de cabecera de uno de esos grupos; «El Barrio».
Ubicado en pleno paseo marítimo de Aluche, «El Barrio» es un local con un puñado de mesas en su interior, una barra casi de uso exclusivo para los camareros y una cocina semivista donde prácticamente solo utilizan hornos.
Nada más llegar y siguiendo la tradición, pido una cerveza para ir templando los nervios. Me la sirven acompañada de una poco atractiva tapa de ensalada de atún a modo de sandwich.
Como la cálida tarde y la compañía lo merecen, antes de entrar en faena, seguimos pidiendo rondas de consumiciones que siempre llegan acompañadas por abundantes tapas. Afortunadamente no suelen repetir con el platito que llevan a la mesa y pudimos dar buena cuenta de unas lonchas de jamón, un lacón con patatas, queso, croquetas, chorizos criollos…
Esta es una de las grandes virtudes del establecimiento. Si uno es de poco comer o simplemente quiere picar algo, con tomarse tres o cuatro cervezas, se puede ir con el estómago lleno a casa.
Llega la hora de consultar la carta, bien visible en la mesa en forma de código QR. Preguntamos al encargado las recomendaciones y, después de tratar de evitar mojarse (algo que ya empieza a ser recurrente) termina por ofrecernos los nachos y las alitas de pollo como algo imprescindible.
Como aquí siempre venimos a probar lo máximo posible y a riesgo de salir rodando por la calle, nos lanzamos también a por una pizza y un costillar a la barbacoa. Aluche no es para cobardes.
Llegan los nachos, presentados en una monumental montaña cubierta con carne, alubias, pico de gallo, jalapeños y guacamole. Crujientes y con un buen equilibrio de sabor entre todos los ingredientes. Como punto mejorable, el guacamole tenía un ligero gusto industrial, al igual que el chorretón de salsa de cheddar, que preferiría que hubiera sido un queso rallado y gratinado al momento.
A continuación probamos las alitas de pollo. Vienen sobre un plato de barro y las cocinan al horno. Tiernas, bien hechas y con la piel ligeramente tostada, son una buena alternativa a las alitas fritas. La guarnición de patatas y la salsa, ligeramente picante, cumplen sin nota.
Es el momento de la pizza que, para mi, es una de las mayores sorpresas que me he encontrado últimamente. De masa fina, crocante y en su punto de sal, podría competir cara a cara con los mejores restaurantes italianos del barrio.
Está cubierta por una gran cantidad de ingredientes en los que predomina el queso, bien fundente y con los característicos hilos al separar las porciones. Personalmente yo habría preferido un corte más menudo en las lonchas de jamón para darle algo más de finura al plato, pero tampoco es algo que le reste excesivamente.
Para terminar, dimos cuenta del medio costillar a la barbacoa, también presentado en plato de barro y acompañado de unas deslucidas patatas que, sin estar mal de sabor, tenían un aspecto muy mejorable.
El costillar en sí, también pasa sin pena ni gloria. Está jugoso y con un buen punto de cocción que hace fácil separar la carne del hueso, pero se nota que no se ha ido «pincelando» la pieza hasta que caramelice, sino que directamente la han cubierto con la salsa según ha salido del horno.
Como conclusión final, estamos ante un bar sin grandes pretensiones que cumple perfectamente con su cometido de punto de reunión. Quizá no es el sitio con más glamour de Aluche, pero son generosos y variados en sus tapas, correctos en su carta y con muy buena nota en sus pizzas, muy recomendables. No es de extrañar que, en días futboleros, grandes grupos de gente se sienten en su terraza a disfrutar del partido en la pantalla gigante mientras se toman unas cervezas.
El ticket al final de la noche, de 94.10 euros, obedece en su gran mayoría a las bebidas que consumimos, por lo que se puede decir que es un sitio muy económico si lo que queremos es comer o cenar.
Tipo de comida: Española. Americana.
Dónde: Calle Quero, 31
Teléfono: 911255956
Precio medio: 15 €
Terraza: Sí
Valoración: 6/10
Un comentario en «El Barrio. Fútbol y pizzas en el parque.»