¿Hay alguien en el mundo a quien no le guste la pizza? Raritos hay en todas partes, pero una masa al horno cubierta de salsa de tomate, queso fundido y todos los ingredientes que puedas imaginar, como mínimo hacen salivar a casi cualquier ser humano.
Hoy visitamos Fratelli, un restaurante italiano especializado en pizzas que se ha asentado en el barrio y ya es visita obligada para muchos de nuestros vecinos.
Ubicado en nuestro querido “paseo marítimo” (los que no sean de Aluche, fliparán un poco con esta definición del lateral del parque), cuenta con un amplio local con un pequeño número de mesas, ya que el protagonismo, y gran parte de los metros cuadrados, se los lleva la cocina, semiabierta y visible para el comensal.
Dispone de amplísima terraza exterior, lo que no quiere decir que no sea recomendable reservar, ya que nos la vamos a encontrar llena hasta la bandera en sus horas punta.
Lo primero que me llamó la atención al llegar, fue la rapidez de los camareros para acomodarnos y tomar nota de las bebidas. Pregunté por los tipos de cervezas que sirven y, aunque no tienen una larga lista, sí que se puede disfrutar de cerveza española e italiana. Mención especial para una Turia de grifo, tostadita, muy fresca y elaborada en Valencia.
Mientras nos tomamos la cervecita, nos colocan los manteles individuales de papel en los que han tenido la brillante idea de imprimir la carta, lo que facilita en estos tiempos pandémicos la vida del cliente. Que sí, que lo del código QR está muy bien y es muy moderno, pero es un engorro tener que consultar los platos en el móvil. A eso añadimos que los cubiertos vienen en una funda protectora para garantizar la higiene, Muy buen detalle.
¿Qué vamos a cenar? Pizza, por supuesto. Eso lo tenemos claro. Pero, ya que estamos degustando Aluche, algo más habrá que llevarse a la boca para ver qué tal se les dan el resto de platos a nuestros amigos de Fratelli.
Como se trata de probar lo mejor, le pregunto directamente al camarero cuál es su plato estrella; ese que llevarían a un concurso si su negocio dependiera de ello. Entiendo que esta pregunta siempre es un poco incómoda porque cada cliente es un mundo y los gustos de las personas son muy variados, pero yo aquí he venido a jugar y me arriesgo con cualquier sugerencia. Finalmente y tras intentar eludir esa responsabilidad, nos acaba recomendando el camembert frito y los ravioli de rabo de toro. Además, pedimos un pan de ajo para “empujar” un poco esos entrantes. ¡Suena bien!
Los dos primeros platos llegaron realmente rápido. Bien es cierto que esta cena fue un lunes por la noche y el tiempo de espera se puede alargar considerablemente en fin de semana.
Atacamos en primer lugar los ravioli. Con este tipo de platos de pasta fresca siempre tengo la sensación de que nunca los pediría como plato principal, porque veo cinco ravioli en el plato, y por grandes que puedan ser, me da la sensación de que me quedaría con hambre. Esto no es un defecto de Fratelli, sino de todos los restaurantes italianos que conozco y que son bastante escasos en las raciones de pasta fresca.
Bueno, al lío, que me disperso. El caso es que el plato está bien presentado, con la pasta cubriendo todo su fondo y bien salseado con una ligera crema blanca.
Yo soy de esas personas que consume la pasta más bien “al dente”. No hay peor cosa en esta vida que comer pasta pasada. Bueno, pues he de decir que aquí el punto quedó un poquito más duro de la cuenta. En ningún caso resta a los sabores del plato ni es algo gravísimo, pero creo que un minuto más de cocción habría mejorado su textura. El relleno a base de rabo de toro, muy bien logrado. Me recordó muchísimo a una salsa boloñesa, con su tomate, cebolla y zanahoria, pero sustituyendo la carne picada por las hebras del rabo deshilachado. La salsa, muy ligera en textura y sabor, casa bien con el relleno para no quitarle protagonismo. El parmesano en lascas, es un elemento más decorativo que otra cosa.
Llegó el queso camembert frito, presentado en una pizarra (a mi entender, este concepto está ya un poco pasado de moda), abierto por la parte superior a modo de torta y acompañado de tres mermeladas que, sinceramente, a mí me sobran. El camembert es un queso de sabor poco potente y si lo cubres con esa guarnición, acaba sabiendo únicamente a la mermelada. Un entrante correcto, que no enamora.
Lo comimos junto con el pan de ajo. Un pan con poca o nula levadura, hecho en el horno pizzero y cubierto de ajito muy picado. Imprescindible para acompañar el queso, pero nada memorable para consumir solo.
Y apareció la reina de la fiesta, la pizza. Pedimos una familiar para cuatro personas y, aunque no hubiéramos pedido entrantes, no habríamos pasado hambre. El tamaño es francamente espectacular. Elegimos una mitad barbacoa y la otra, especialidad del chef.
La masa es fina, crujiente en los bordes y con el punto perfecto de sal. La cantidad de ingredientes, todos de buena calidad, destacando el queso, es abundante y en trozos lo suficientemente grandes para notarlos bien en la boca.
No pudimos terminar el festín por un par de pequeñas porciones que, muy amablemente, nos ofrecieron poner para llevar, algo que finalmente no hicimos pero que debería ser obligado en cualquier restaurante.
La cuenta final, 63,71 a repartir entre cuatro personas. Realmente asequible teniendo en cuenta que bebimos ocho cervezas, una botella de agua y un café.
Tipo de comida: Italiana
Dónde: Calle Quero, 83
Teléfono: 918285061
Precio medio: 15 €
Terraza: Sí
Valoración personal: 7/10
La verdad que la mejor pizzería de Aluche. Pizza, pasta..da igual lo que pidas de comida en este restaurante que está todo bueno
De mis restaurantes favoritos del barrio, todo delicioso. Ideal para ir con amigos o familia
la mejor cocina italiana de aluche. si lo pruebas vuelves