27 de julio de 2024

Novecento. Pizzas a ritmo de Jazz.

«Confusio» fue un chino japonés de la antigüedad e inventó la confusión. Más o menos de esa manera exponía sus conocimientos una aspirante a Miss Panamá en el certamen de 2009. Quizá uno de los primeros vídeos virales que nos llegó a través de las redes y al que incluso llegué a dedicar una canción con el peor grupo de música que ha visto Aluche, «Los Putapénicos».

El amigo Confucio, además de confundirnos a todos, es autor de una conocida cita que usamos muy a menudo: «Elige un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar ni un día de tu vida». Unas palabras muy sabias que, por desgracia, pocas personas pueden aplicar en su recorrido laboral.

Ahora que me fijo más en los detalles y que he visitado un buen número de restaurantes en el último año y medio, creo que puedo asegurar que hay muy pocos hosteleros en el barrio que realmente aman su trabajo. No digo que los que no lo aman lo hagan mal, pero resulta evidente cuando se ve a una persona disfrutar realmente de lo que hace, del orgullo que le produce servir un buen producto y de ofrecerte una mesa como si estuvieras en su hogar. Esa pasión se traslada a casi todos los aspectos de su negocio y lo normal es que los clientes lo detecten y lo valoren.

Llevaba mucho tiempo queriendo visitar Novecento, un lugar ampliamente recomendado por muchos de los vecinos del barrio. Hasta la fecha había hecho un par de intentos, pero en la primera ocasión lo encontré cerrado y en la siguiente no me quisieron dar mesa. Y digo que no quisieron porque cuando entré y pedí mesa para diez personas, me dijeron que no sin más explicaciones. La verdad, me dejó bastante frío y «confusionado» que no me dieran más que un no por respuesta.

Esta vez fue la buena y acompañado de tres compinches, nos acomodamos en una de las mesas del local, de unas dimensiones bastante reducidas (ahí comprendí por qué no me dieron mesa para diez personas) y graciosamente decorado con decenas de cuadros y fotografías con motivos cinéfilos y musicales. Y precisamente la música será quien nos acompañe durante nuestra estancia, siempre a ritmo de jazz y con alguna pieza de rock clásico que hará las delicias de los melómanos del barrio.

Pedimos una cervecilla, que sí o sí tiene que ser Mahou de grifo o de botella y que trajeron acompañada de unas ricas olivas, mientras estudiamos la carta en formato QR y decidimos los platos a probar.

Empezamos por unas empanadas argentinas y una tarta de calabaza. Las empanadas, una criolla y la otra humita, son deliciosas. Una masa fina y casera, crujiente en el caso de la criolla y más blandita en la humita, esconde un relleno abundante y bien aderezado. Imprescindible empezar la cena con este platillo.

La tarta de calabaza, es una porción de quiche que llega templada a la mesa y de la que esperaba un sabor dulce por su ingrediente principal. Está rica sin más. Yo no volvería a pedirla en un futuro y me decantaría por la clásica de puerros, que probablemente sea mejor elección.

Proseguimos con una ensalada de ahumados, que aparece generosa en un cuenco de buenas dimensiones. Compuesta por salmón, anchoas (que para mi fortuna no se notaban), queso azul, nuez y una vinagreta de mostaza, es otra excelente manera de dar comienzo al banquete y engañar a nuestra mente diciendo que estamos comiendo «verde». Fresca, bien aliñada y con buena proporción de ingredientes.

Pasamos a las pizzas, de las cuales escogimos tres variedades: Bolognesa, Cuatro Estaciones y La Nueva.

Todas ellas son de un tamaño individual, de unos 25 centímetros de diámetro. Pensé que serían de tipo argentino, pero la masa no es tan gruesa como cabría esperar, algo que personalmente me agradó bastante. Están estiradas y amasadas a mano sobre algún tipo de placa o molde, lo que hace que se forme una ligera costra tostada en la base. Se deja notar una buena salsa de tomate casera y unos ingredientes con una calidad más que correcta, a destacar por encima de todos, el queso.

Para finalizar el apartado de salados, nos quedamos con las ganas de pedir como entrante el chorizo criollo, así que lo añadimos a la lista a medida que íbamos comiendo la pizza.

Lo sirven cubierto de salsa de tomate y acompañado de un par de trozos de provolone que llegan fríos. Habría sido más seductor encontrarse el queso fundido para acompañar los trozos de chorizo, que en sí tampoco nos pareció nada del otro mundo.

Pasamos a los postres, donde probamos la copa de dulce de leche, cubierta de nata por encima. Para los amantes de este manjar, totalmente recomendado.

Pudimos dar buena cuenta también de una tarta de naranja con chocolate blanco que me pareció extraordinaria. A simple vista, un bizcocho con glaseado. Pero en cuanto metes un bocado, una jugosa explosión de naranja amarga se apodera del paladar, con un balance perfecto entre el sabor a fruta y el dulzor justo. No suelo ser muy de postres, pero éste en concreto, me ha conquistado.

Pedimos la cuenta, escrita a mano y con un total de 88,05 euros. Un precio muy ajustado de 22 euros por comensal, apto para todos los públicos.

Nos vamos de Novecento con un par de platos memorables en el recuerdo y otros que cumplen pero que no están a la misma altura. Un negocio de los de toda la vida, en el que se nota amor y pasión por el concepto que tienen los dueños de su propio restaurante, que estando en edad de jubilarse, siguen atendiendo con mimo y alegría. Eso sí, el ritmo de atención es pausado y prácticamente no prestan atención a las necesidades de la mesa si no se les requiere. Esto no es necesariamente malo, pero puede desesperar a clientes habituados a otro tipo de servicio.

En mi opinión, las empanadas y la acogedora decoración, ya justifican la visita. La música, siempre a un volumen muy moderado, es parte del menú. Que nos acompañen muchos años más.

¿Tienen opciones sin gluten?

No recomendado para los alérgicos o intolerantes. Es un local donde las harinas de trigo son protagonistas.

¿Tienen opciones vegetarianas o veganas?

Tienen pizzas vegetales, ensaladas y entrantes perfectamente aptos para vegetarianos. Disponen también de una pizza sin queso, totalmente vegana.

¿Es accesible el local para sillas de ruedas o carritos de bebé?

Local muy reducido y medido al milímetro. No es aconsejable para familias o grupos numerosos. No dispone de terraza.

¿Qué opinan los compinches?

Jarlicuin: «Tras el paso de los años, sigue siendo apuesta segura.» Puntuación – 7

Kata Kimura: «Entre la cocina con cariño y el shazam» Puntuación – 7

Bicicleman: «Música guay y buena comida» Puntuación – 7

Tipo de comida: Italo argentina.

Dónde: Calle Camarena, 107.

Teléfono: 91 719 06 30

Web: http://www.novecentopizzeria.es/

Precio medio: 20-25 €

Terraza: No.

Valoración personal: 7/10

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